Excursión a
Mesa de las Guacamayas
Janos,
Chihuahua.
24, 25 y 26
de julio de 2015
Por: Elías
Ramos
Dale like a la página de nuestro Hostal y de nuestra empresa de Expediciones:
- ¿y por qué no nos vas a esperar en Nuevo Casas
Grandes? – Me preguntó Perla Iris.
- Voy al recorrido nocturno a los petrograbados.
- ¿Cuál recorrido nocturno?
Resulta, que habíamos hecho planes para empezar las
actividades de nuestro tour por el municipio de Janos, con un recorrido
nocturno hacia el Peñón del Diablo, sitio con petrograbados y una gran cantidad
de morteros. El lugar es muy especial, aparte por el arte rupestre, porque allí
fue masacrada la primer familia del famoso Gerónimo, chamán apache; mientras
los guerreros apaches iban al poblado de Janos, dejaron a sus familias en una
manantial cercano al pueblo, y mientras ellos se emborrachaban, sus familias
fueron masacradas por un grupo militar sonorense a cargo del Coronel Carrasco,
un 5 de marzo de 1851.
- ¡Ah no, yo quiero ir a ese recorrido nocturno
también! – dijo Perla.
- Pues bájate allí en Janos, en una media hora
llego – le contesté.
Perla y su hija Natalia, iban de Cd. Juárez hacia
Casas Grandes en la camioneta de Leonel, un muy buen amigo. Pero él no traía
intención de quedarse al recorrido nocturno, así que Perla ni tarde ni
perezosa, se bajó en Janos con su mochila junto con Natalia.
A la media hora llegué y rápido me dirigí hacia la
Presidencia Municipal, lugar en el que me esperaban.
Me llama Mario Madrid, director del Departamento de
Cultura y Turismo del municipio, le aviso que ya llegamos y en breve tiempo se
nos une. Mario nos había ofrecido todo tipo de facilidades para el recorrido,
además se ofreció a darnos algunas pláticas en puntos de interés, ya que Mario
es también el cronista.
De allí nos dirigimos hace la Presidencia, para
esperar al contingente de ciclista de Cd. Juárez, en especial a Rodadores del
Desierto, para quienes habíamos diseñado el tour especialmente, gracias a la
curiosidad de Nancy Tamez, apasionada exploradora ciclista, quien busca
recorrer lugares poco conocidos, ella, un par de semanas antes, me había
preguntado que sí que había de interés en Janos, al mencionarle algunos sitios,
a la brevedad organizó a los ciclistas e hicimos abierta la invitación al
evento al público en general.
Del centro de Janos, nos fuimos a los
petrograbados, poco a poco íbamos recorriendo el impresionante sitio,
descubriendo en la obscuridad de la noche las figuras antiquísimas diseñadas
por alguna tribu, posiblemente los Janos. Para cerrar el recorrido nocturno,
Mario nos relató la historia de la masacre de la familia de Gerónimo, casi
podía ver la escena, imaginaba al popular chamán caminando cabizbajo por el Río
San Pedro y luego por el Casas Grandes, enfilados hacia el norte, hacia
Arizona, donde planearon la venganza.
Mario me había ofrecido su casa para hospedarme,
extendiendo la invitación a Perla y Natalia.
Por la mañana del sábado 25 de julio, a las 7:00
am, estábamos listos para escuchar la historia de Janos ¿Cuándo lo fundaron?
¿Qué personajes famosos pisaron esas tierras? ¿Por qué se considera la capital
de la apachería? ¿es verdad que tiene el archivo histórico presidial, más
completo de Latinoamérica? Todas estas preguntas, fueron ampliamente
respondidas por el cronista. Luego nos fuimos a desayunar y a comprar las
últimas cosas, pues de allí iríamos al bosque a acampar.
Antes, pasamos por Col. Fernández Leal, comunidad
fundada por los mormones en 1887 aprox.
También, muy cerca de allí, Mario nos señaló el
lugar en el que fue sepultado Praxedis G. Guerrero, importante liberal que con
garra escribía contra los abusos del Porfiriato, y quien fuera muerto en
batalla en Janos, en diciembre de 1910.
Estábamos dejando atrás un ecosistema semiárido, y
entrando en una hermosa pradera de abundante pasto; pasamos por la comunidad
menonita El Gavilán, apreciando las casas perfectamente construidas, los bellos
jardines, los corrales llenos de vacas pintas y los enormes sembradíos muy bien
trabajados.
A los pocos minutos, estábamos llegando a Rancho el
Uno, lugar administrado por TNC (The Nature Conservancy), con un vasto terreno
de más de 18,000 has, donde lo utilizan para proteger y conservar especies
amenazadas o en peligro de extinción, como el perrito de la pradera, el hurón
de patas negras, el águila real, el bisonte americano, el lobo mexicano, entre
otros. Albino Parra, director de ecología del Municipio, nos ofreció una muy
amena charla sobre los trabajos de Rancho El Uno. Este rancho está ubicado
dentro de la Reserva de la Biósfera de Janos, ya que esa región es rica en
mastofauna, con el segundo lugar a nivel nacional, además de ser el único
pastizal con ese tipo de protección.
El grupo andaba encantado con los
bisontes, por su imponente corpulencia y gallardía.
De allí nos fuimos a Lázaro Cárdenas, mejor
conocido localmente como Ojo Frío. Allí comimos, y por fin, los ciclistas
bajaron sus bicicletas de las camionetas ¡ya estaban ansiosos por pedalear! No
todos eran de Cd. Juárez, algunos iban de Nuevo Casas Grandes y de otras
poblaciones cercanas. Justo eran las 2:10 pm cuando se toman la foto del
recuerdo ¡y a pedalear!. Un par de caminantes andaban preguntando por mí,
resulta que querían que me fuera caminando con ellos de Ojo Frío a Mesa de las
Guacamayas, son como 22 kms aproximadamente. Ya es bastante tarde, repliqué. Les
sugerí que ellos comenzaran más adelante, pues tomando en cuenta que a las 8:30
se oscurece, no llegarían con la luz del sol. Aceptaron y se subieron a nuestra
camioneta. Cruzando el primer rancho, apenas empezando, vi como 8 ciclistas
caminando ¿pues qué no venían a pedalear? Una subida de mucha inclinación les
había dado la bienvenida.
El paisaje comenzó a cambiar, desde poco antes de
llegar a Ojo Frío ya habíamos notado algunos cambios, comenzaba una zona con
lomas y encinos dispersos, indicando que estábamos ascendiendo.
Entre más
avanzábamos, más densa se hacía la vegetación, el camino iba a un lado de un
arroyo de cristalinas aguas por el cañón Prieto, seguíamos subiendo, pues
empezaron a aparecer por nuestro camino algunos pinos, también identificamos al
maple rojo, árbol que en lo personal me fascina, pues en otoño cambia
impresionantemente de color.
La subida a la Mesa, cada vez se hacía más difícil,
obligándonos a poner el 4x4, para esto ya habíamos bajado a los senderistas. Y
ya habíamos visto la felicidad de los ciclistas de ir por tan majestuosa ruta,
algunos incluso, se tiraban en los charcos, bueno, para ser sincero, no sé si
se caían accidentalmente o se tiraban a propósito.
Por fin llegamos a la Mesa de las Guacamayas, el
clima había cambiado notoriamente también, de 1300 msnm, habíamos subido a
2500, allí era fresco y la vista, que puedo decir ¡espectacular!.
Escogimos un lugar para acampar, a manera de que cuando
llegaran, también cupiera la demás gente. Armamos nuestras casas de acampar y
juntamos alguna leña, y mientras tanto, al cabo de algún tiempo llegó el primer
ciclista, Saúl Torres, a los pocos minutos comenzaron a llegar los demás y en
cuanto llegaron las camionetas de apoyo, comenzaron a bajar su equipo de
camping y preparar sus dormitorios.

Llegamos al campamento, y por doquier se escuchaban
risas, uno de los grupos, nos invitaron a cenar discada, típica comida
originaria de Chihuahua ¡les quedó súper rica! Ya se pueden casar. Entre las
pláticas, mencionaron ¡que habían visto un oso negro!. Me hubiera encantado
verlo y fotografiarlo, ya habrá oportunidad.
A lo lejos, hacia el oeste, se divisaban las luces
de pequeñas poblaciones, posiblemente Bavispe, Bacerac y San Miguel.
El cansancio nos cobró factura, era hora de
competir con los leones en rugidos.

Cuando me retiré, los papás del pajarito dejaron de
escandalizar. A pocos metros vimos una venadita, que se espantó con nuestras
voces. En eso, las cotorras empezaron a hacer sus característicos sonidos, se
escuchaban tan cerca y aunque al parecer nos arrimábamos a donde se escuchaban,
los sonidos los oíamos prácticamente a la misma distancia. Íbamos caminando en
dirección al campamento, cuando escuchamos muy cerca a las cotorras, aunque
esta vez el sonido era un poco diferente al que había escuchado, siempre las
había escuchado cuando volaban, pero en esta ocasión me daban la impresión de
que estuvieran posadas en algún lugar cercano. Caminamos hacia donde
aparentemente se escuchaban, y ahora sí, el sonido cada vez lo escuchaba más y
más cerca, de pronto, ante nuestra vista estaban un par de cotorras, lentamente
continuamos caminando, hasta ponernos en un lugar estratégico para las
fotografías, tomé algunas y continué avanzando muy lentamente, se me hacía
eterno cada paso que daba, me escondí detrás de un pino grueso, allí estaba
cuando las cotorras volaron asustadas ¿pero por qué, si ni siquiera me veían? A
los pocos segundos, pasó volando una aguililla de swainson, posiblemente sea su
depredador. Me esperé un rato a ver si volvían, después de pasar varias veces
las cotorras muy cerca del lugar donde estaban paradas, volvieron a posarse.
Una pareja nos regaló un hermoso espectáculo, estaban en cortejo.
No sé cuánto tiempo había pasado en ese lapso,
simplemente había pasado todo tan rápido, que no me acordaba de ninguna otra
cosa. Era momento de volver al campamento principal, cuando llegamos, incluso
ya nos andaban buscando ¡hasta parece que no me conocen!. Mi casa de acampar y
la bolsa de dormir, ya las habían guardado. Así que rápido comenzamos el
descenso, durante el trayecto, un venado joven nos regaló unos minutos para
fotografiarlo.
Así le decíamos un hasta pronto a este hermoso
municipio. Así nos íbamos con el fabuloso azul de los cielos de Chihuahua