lunes, 28 de abril de 2014

Recorrido por el Río Piedras Verdes de Stevens al Willy (12kms) 26/abril/2014

Casas Grandes, Chihuahua, México

Por: Elías Ramos de Expediciones Paquimé y Alrededores
636-536-7215
expedicionespaquime@gmail.com


¡Ups! ya hubo el primer resbalón al cruzar el Rio sobre las piedras y alguien cae al agua, algunos se ríen, quien cae, se levanta con una sonrisa y dice “sin percances no hay aventura”.


El recorrido del sábado 26 de abril de 2014, es empezar a caminar justo debajo del Puente de Stevens y terminar en el Puente de Ejido Ignacio Zaragoza, mejor conocido como “El Willy”. Tan solo son 12 kms, así que no hay mucha exigencia física. La principal intención es disfrutar, por lo que no ibamos rápido.

Foto cortesía de Tillo.




El grupo lo componemos, primero las bellas damas: Adriana Palomino, Elia Renova y su hija Marijo; y por parte de los feos caballeros: Ismael Romero, Mauricio Varela, José Carlos González, Víctor Ramos y su servilleta, Elías Ramos.





Cuando íbamos por la carretera rumbo al Puente de Stevens, vimos un hermoso ejemplar de guajolote silvestre macho, bastante grande. Llegamos al puente y damos una última revisada a nuestras mochilas, si alguien quiere arrepentirse de caminar, hable ahora o calle para siempre.


La hora de reunión en Nuevo Casas Grandes, fue a las 6:30 am y empezamos a caminar a las 7:45 am, bastante fresca la mañana. Iniciando el recorrido nos detuvimos brevemente para observar un sitio con petrograbados estilo Paquimeíta.


Me da tristeza ver, que la pared ya está toda graffiteada, hace un par de años no lo estaba. El fácil acceso por carretera y la falta de cultura, ha contribuido el daño a este bello sitio.

Continuamos nuestro recorrido, al parecer María José nos quiere presumir que ha estado caminando 4 km diariamente, pues va a la delantera con paso bastante rápido.

Bastantes aves se escuchan y se ven, más que en otras ocasiones, creo que se debe a que el año pasado llovió bastante y propició a que hubiera más alimento para ellas, por lo tanto mayor índice de sobrevivencia. El hermoso “Chuin” (Mexican Jay o Chara de Pecho Gris) de color azulado se mira por doquier.









Nos encontramos con el primer rancho, un señor estaba calentando agua en una lumbre al aire libre, amablemente nos saluda y nos invita a que le acompañemos, le agradecemos y continuamos.





Admiramos los caprichos de la naturaleza, como el agua y el viento han hecho figuras en la roca al erosionarla.

Ante nuestra vista, están las primeras casas en acantilado que encontramos en nuestro recorrido, lugar donde vivieron los Paquimeítas entre el 700 y 1500 DC. Se ven parte de las paredes en la base del peñasco. ¿las pueden ver?

Nos encontramos con el segundo rancho, aunque no pasamos tan cerca como para ver si había gente. Un lugar muy bonito, sin duda se antoja para regresar y pedir permiso para acampar ahí.


Ya traemos hambre, así que decidimos hacer una parada técnica para almorzar. En esta ocasión llevo gorditas de horno amasadas con leche agria ¿las han probado?, también algunas piezas de pan casero de levadura. Todos nos ofrecemos mutuamente de lo que llevamos e intercambiamos comida ¿Trueque como el que hacían los indígenas? Terminamos de almorzar, se antoja una siesta, pero hay que seguir.



Apenas empezamos a caminar cuando un toro poco amigable está impidiendo nuestro camino, comienzo a arrimarme con la esperanza de que siga su camino, pero no, permanece allí. Solo se nos queda mirando, tras de mí pasan los demás y el toro ni se movió, aunque pasamos como a tres metros de distancia de el. Justo cuando Tillo pasaba, intentó tomar una foto, el toro hizo un movimiento de cabeza de manera retadora, con buen temple, Ismael continuó caminando tranquilo sin hacer movimientos bruscos.
Escuche el inigualable “gordo gordo gordo” de un guajolote, y bastante cerca de mí. Me voy caminando lento hacia el lugar de donde creí escuchar el sonido, cuando sale una cocona huyendo rápidamente de  unos cuantos brincos.


Cerca de donde vi la guajolota, vimos una cueva con casas de los Paquimeítas, aquí si aprovechamos y entramos, pues está relativamente fácil el acceso.

Tillo dice que la entrada parece un corazón. El amor, el amor…




A la entrada, del lado derecho, está un mortero, pequeño orificio donde los antiguos molían parte de sus alimentos, como el maíz.


 Continuamos con la exploración de la caverna, admirando la calidad de los trabajos en las paredes, el barro tan bien amasado, la capa exterior de la pared que es una especie como de “enjarre”, la cual es más dura que el interior, me da la impresión que tal vez esta cocida.




Nos despedimos de la cueva y nos damos cuenta que estamos ya muy cerca de la famosa Cueva de la Olla ¡ya hemos recorrido 8 kms! que rápido se pasó la mañana.

A nuestro lado derecho, esta un arroyo acantilado, decidimos entrar a dar una inspeccionada. Hermoso está este paraje
José Carlos ve una ardilla que está en una cueva, para salir tiene que pasar por donde estamos, Tillo aprovecha y le toma una serie de fotografías. La ardilla resulta ser toda una modelo coqueta, pues lejos de asustarse y salir huyendo, posa para el fotógrafo, se mueve de un lugar a otro lentamente y vuelve a posar, en lo que anduvimos allí, ella estuvo prácticamente muy cerca observándonos, todo un espectáculo apreciarla. Continuamos por el pequeño cañón, y al subir un cuesta queda frente a nosotros la Cueva de la Olla. 

Aprovecho el lugar donde estamos, para tomar de cerca una fotografía a la “piedra del águila”.
Se dice que esta figura, representa al águila devorando la serpiente. ¿Sería acaso, esculpida por los mexicas antes de llegar a Tenochtitlán?













Descendemos hasta el Río nuevamente, y aviso al grupo que voy a la caseta de vigilancia del INAH en la Cueva de la Olla, para ver si esta mi hermano. Víctor, no nos acompañó en el recorrido a pie, él nos esperó con la camioneta en la Cueva de la Olla, por si alguien del grupo a pie se sentía muy exhausto, allí tenía la posibilidad de abordar la camioneta. Platico un momento con Ramiro, uno de los guardias vigilantes de la zona arqueológica, me dice que en estos días pasados de semana santa, tuvieron una afluencia de unas 2500 personas entre el jueves y sábado. Poco menos de la mitad de lo que tuvieron en 2013, que fue de 6000 aproximadamente. Apunto mi nombre en la libreta de visitantes y la cantidad de acompañantes, el reloj marca las 11:50 am. Voy con Víctor, y le aviso que continúe hasta el puente del Willy, pues todos quisieron terminar el recorrido caminando.

Aprovechamos que estamos en la Cueva de la Olla, para visitar otras cuevas que algunos no conocen, como lo son la Cueva de la Golondrina con pintura rupestre de color blanco, mismas que dibujó Carl Lumholtz en sus apuntes, a finales de 1800; y la Cueva del Zorrillo que tiene una de las casas más conservadas del Valle de las Cuevas.



Rumbo a la Cueva del Zorrillo, por el arroyo se puede apreciar los gaviones o trincheras que hacían los Paquimeítas con la finalidad de que el agua descendiera más lentamente, y así, se filtrara al subsuelo, aprovechándola más eficientemente.
Arroyo con gaviones o trincheras

Cueva del Zorrillo
Ya solo nos faltan los últimos 4 kms del recorrido, nos entretuvimos bastante visitando las cuevas aledañas a la Cueva de la Olla.
Cueva vecina de la Cueva de las Golondrinas
A unos 500 mts al norte de donde desemboca el arroyo de la Cueva del Zorrillo, están unos manantiales, unos “lloraderitos” de agua entre un zacatal, algunos aprovecharon para tomar de esa riquísima agua.
Teníamos la intención de explorar un lugar denominado “Cañon del Diablo”, donde también hay cuevas con casas en acantilado, sin embargo se nos paso el lugar de entrada. Por lo que dejaremos pendiente esa explorada para la próxima.




Ya esta cercano el puente del Willy, mi hermano sale a nuestro encuentro, damos la última curva del Río y, vemos el puente y la camioneta que nos esperan. 

Hemos llegado al final de nuestro recorrido, no sin antes tomarnos la foto del recuerdo y como ya nos dio hambre de nuevo, ¡a comer!

De izquierda a derecha:
Elia, María José, José Carlos, Ismael, Mauricio, Adriana, Yo (Elías) y Victor
Camino a Nuevo Casas Grandes, aún por terracería vemos un grupo de por lo menos 12 guajolotas, nada mejor para despida de nuestro día en la sierra, siendo las 4:30 pm aprox.





7 comentarios:

  1. ¡Fabuloso recorrido! Y exquisita reseña. ;)

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    1. Gracias por acompañarnos Tillo, ya agregué las fotos que me mandaste, al blog.

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  3. Casi como haber estado ahì, fotos y narraciòn, falta el sonido y los aromas de campo... gracias por compartir de forma tan amena vuestro recorrido. :D

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    1. Gracias por leernos, para la próxima nos acompaña ;)

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